En esta página web vas a poder encontrar oraciones a la Divina Pastora, comienza a rezar o hacer peticiones con la oración completa que aquí te enseñaremos.
Primero podrás leer las oraciones a la Virgen Divina Pastora y luego te contaremos más acerca de su historia. ¿Qué estás esperando?, ¡Sigue leyendo!
Lee aquí la oración de la Divina Pastora
Preparamos esta oración de los fieles a la Divina Pastora para que puedas leer las diferentes frases para la Divina Pastora que aquí podrás encontrar. Comienza con la lectura a continuación:
Oh Divina Pastora de las almas,
Madre de los bienaventurados, tú que
siempre nos has cuidado, tú que eres nuestra
salvación, que has cuidado
de nosotros con protección maternal, Que
nos has dado fuerza y valor
en las penas, en el dolor y en el
desaliento, que con amor y
comprensión nos das esperanza en
nuestra aflicción. Que estás con nosotros
siempre, concédenos tu ayuda, amparo
y atención. Divina Pastora,
que nunca abandona a sus hijos,
intercede por nosotros ante Jesucristo
tu Hijo, el Buen Pastor, para que
nos conceda los favores que ahora
pedimos con fe y humildad.
(Menciona tu petición)
Divina Pastora, que las manos de tu
Madre guíen y dirijan nuestros
pasos en el difícil camino de la vida. Conduce
con tu inmensa ternura
y misericordia, Haznos fieles al
seguimiento de tu Hijo, fieles
discípulos como tú, oh Divina
Pastora. Danos fuerza en nuestro
cansancio y miseria, ayuda en
nuestros problemas y necesidades, líbranos
del mal y del enemigo que podamos
encontrar, Líbranos de
todo lo que pueda hacernos caer.
Divina Pastora, Santa Madre del
Buen Pastor, para que con tu
ayuda podamos vivir con fe, esperanza y
que la virtud de la caridad arda en nuestros corazones
en nuestros corazones Por todos los hijos de Dios
y todas las criaturas de Dios. Amén.
Puedes repetir tu petición una vez finalizada la oración a la Divina Pastora.
Información sobre la Divina Pastora
En el año 1703 María recibió el título de Divina Pastora, otorgado por el Padre Isidoro de España tras una visión en la que la Santísima Madre se le apareció como una pastora.
Durante un recorrido por las calles, las palabras de Cristo, «Yo soy el Buen Pastor» pasaron por la mente del Padre Isidoro. Esa noche tuvo una visión de la Santísima Virgen. Apareció como una joven pastora con un cayado en la mano y un gran sombrero de paja que le caía sobre los hombros.
A la mañana siguiente, el sacerdote se apresuró a ir a la tienda de un artista en un suburbio de Sevilla, contando su visión; le dio a Miquel de Tovar, el artista, la orden de que se pintara un cuadro de la Virgen como se le había aparecido. «La Virgen», dijo, estaba sentada en una roca bajo un árbol. Su rostro irradiaba un amor divino y tierno. Sobre una túnica roja llevaba una chaqueta de piel de oveja blanca, como la de los pastores; de sus hombros colgaba un manto azul. Tenía un gran sombrero de paja, sujeto por una cinta. En su mano izquierda sostenía una rosa, mientras que la derecha descansaba sobre la cabeza de un cordero.
Luego de unos meses, el cuadro fue terminado. La Virgen como Divina Pastora dejó a los españoles con admiración. Casi todas las iglesias tenían reservado un rincón para la Divina Pastora, y las pinturas de ella llegaron a ser tan numerosas que los Padres Capuchinos hicieron una colección.
Los detalles pueden variar en estas obras de arte, pero la Virgen siempre es reconocible por la presencia de un báculo y un sombrero. A veces el sombrero es grande y de paja; otras veces es de fieltro y tiene la forma de los estilos de la época, lo que da una singularidad a esta interpretación de la Virgen como Divina Pastora.