En Génesis, la Biblia nos cuenta cómo Aarón exclama ante el becerro de oro. Uno comienza a preguntarse qué tan posible es que una nación que vio los milagros de Dios se rebaje hasta el punto de adorar a un becerro. Estas son personas que conocían los mandamientos de Dios sobre la idolatría y cómo Dios la odia. Sin embargo, debe haber algo acerca de los terneros y los toros que los israelitas sabían y nosotros no. La mejor manera sería mirar la Biblia y ver si hay algún simbolismo del toro.
Símbolos de fuerza
La Biblia hace hincapié muchas veces en la fuerza de los toros. En Proverbios 14:4, la Biblia registra:
“Donde no hay bueyes, el pesebre está vacío, pero de la fuerza del buey vienen abundantes cosechas”.
Los bueyes son un intercambio del toro.
Los individuos fuertes de la Biblia, como Leví y Simón, estaban asociados con los toros. En Génesis 49:6, vemos a Jacob maldiciendo a Leví y Simón porque, en su ira, mataron hombres y cojaron bueyes.
Otra muestra de la fuerza de los toros se encuentra en Deuteronomio donde Moisés le da a José la bendición de la virilidad y el poder. En Deuteronomio 33:17, la Biblia dice:
“En majestad es como un toro primogénito; sus cuernos son cuernos de búfalo. Con ellos acorneará a las naciones, incluso a las que están en los confines de la tierra. Así son los diez mil de Efraín; tales son los miles de Manasés”.
Símbolos de los enemigos
En el Libro de los Salmos, vemos a David usando imágenes de toros para pintar un cuadro poderoso de sus enemigos que habían descendido sobre él. En el Salmo 22:12, dice:
“Mis enemigos me rodean como manada de toros; ¡Me han cercado toros feroces de Basán!
David está clamando a Dios para que lo salve de los tormentos de sus enemigos. En otras interpretaciones, se dice que el Salmo se refiere al pueblo judío en su difícil situación durante el exilio.
Símbolo de la exaltación de Dios
Los judíos tienen la tradición de recitar cada sábado el Salmo 92. También recitan este Salmo en los días festivos en los servicios matutinos. En el Salmo 92:10, la Biblia dice:
“Has exaltado mi cuerno como el de un toro salvaje; sobre mí han sido derramados excelentes óleos”.
El salmista en esta línea de las Escrituras habla de cómo Dios lo ha exaltado y ungido. Es en referencia a sus enemigos y cómo estos son derrotados mientras sus fuerzas se renuevan.
Sólo mediante el favor del Señor obtenemos tal elevación espiritual. Al leer el versículo 9, el contexto es el de los enemigos que perecen y los obradores de iniquidad que son derrotados.
La Manifestación de Dios
En el Libro de Números, Balaam compara a Dios con un buey. En Números 23:22, la Biblia dice:
“Dios los sacó de Egipto; Tienen la fuerza de un toro salvaje”.
Sacar a los hijos de Israel de Egipto fue una tarea muy difícil y nadie más lo haría como Dios lo hizo. Para describir el poder de Dios, Balaam no pudo encontrar otra apariencia que la de un toro.
En el capítulo siguiente, Balaam vuelve a visitar el simbolismo del toro en referencia a Dios. Esta es una imagen convincente que retrata la fuerza de Dios en medio de sus enemigos y naciones opuestas. En Números 24:8, la Biblia registra:
“Dios los sacó de Egipto; tienen la fuerza de un toro salvaje. Devoran a naciones enemigas y les rompen los huesos; con sus flechas los traspasan”.
Simbolismo de los seres celestiales
Ezequiel tuvo un encuentro con los seres vivientes junto al río Kebar en Babilonia. En su propio relato, describió la atmósfera como si la mano de Dios estuviera sobre él. Cuando Ezequiel miró hacia el norte, vio una tormenta de viento que destellaba con relámpagos en cuyo centro había algo como un metal brillante.
En el centro de la nube, Ezequiel vio 4 seres vivientes que tenían forma de humanos. Tenían 4 alas y 4 caras con pies como los de un becerro. Esto es lo que dice la Biblia en Ezequiel 1:7
“Tenían las piernas rectas y tenían pezuñas como las de un toro. Brillaban como bronce pulido”.
La descripción se extiende hasta el verso décimo donde dice:
“Cada ser viviente tenía cuatro caras diferentes: una cara humana al frente, una cara de león a la derecha, una cara de toro a la izquierda y una cara de águila detrás”.
Símbolo de sacrificio y ofrendas.
Los israelitas solían sacrificar machos cabríos, corderos y toros durante sus fiestas o en momentos específicos según lo ordenaba el Señor. Normalmente, Dios se apaciguaría con el sacrificio de su pueblo, pero ocasionalmente tales sacrificios serían rechazados porque Dios necesitaba la atención de su pueblo más que sus sacrificios.
En Isaías 1:11, Dios deja esto claro:
“La multitud de vuestros sacrificios, ¿qué me importan a mí?” dice el SEÑOR. “Me sobran holocaustos, carneros y sebo de animales engordados; No me agrada la sangre de toros, corderos y machos cabríos”.
En Hebreos 10:4, el autor también repite este mensaje de la siguiente manera:
“Es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados”.
Estos dos pasajes de las Escrituras y otros en la misma línea apuntan hacia un Mesías cuya sangre sería suficiente para la expiación de los signos de una vez por todas.
Conclusión
El simbolismo de un toro en la Biblia refleja las opiniones de muchas religiones y prácticas antiguas.
Por ejemplo, en las tradiciones místicas rabínicas, el toro se usaba a menudo para explicar la relación entre el universo finito que Dios creó y el Dios eterno que es infinito. Estos fueron llamados los conceptos cabalísticos de Yesod y Geburah.
Incluso en Roma y la antigua Grecia, el toro seguía siendo un símbolo poderoso. Por ejemplo, Zeus, la deidad principal de los antiguos griegos, estaba representado en forma de toro. Según los cuentos mitológicos, Zeus se transmutaría en un toro y secuestraría a jóvenes humanas para dormir con ellas.