Publicado el 15 de agosto de 2019
Entonces dijo: “¿Cómo es el reino de Dios? ¿Y con qué lo compararé? Es como un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto, y creció y se hizo árbol, y las aves del cielo hicieron nidos en sus ramas. (Lucas 13:18-19)
La parábola de la semilla de mostaza es una historia bien conocida por muchos cristianos. Todos lo hemos escuchado desde que éramos niños. Pero de alguna manera muchos de nosotros no entendemos el verdadero significado de la parábola. ¿Qué mensaje quería Jesús que sacáramos de esa historia?
¿Alguna vez has visto una semilla de mostaza? Es aproximadamente del tamaño de un grano de pimienta. En esta parábola, Jesús nos enseña que todas las cosas buenas deben comenzar con pequeños comienzos. Por eso utilizó semillas de mostaza para mostrar cómo una cosa pequeña puede convertirse en algo grande. Tan grande como un árbol que incluso los pájaros pueden hacer sus nidos en las ramas del árbol. Nuestro Señor comenzó diciendo:
“¿Cómo es el reino de Dios? ¿Y con qué lo compararé? Es como un grano de mostaza…”
En los tiempos de hoy esto no es cierto, porque el Reino de Dios ya está extendido y cobija a todos. Pero en el pasado, era diferente.
El Reino de Dios es como una semilla de mostaza
En la Biblia, Jesús afirma literariamente que el reino de Dios es como una semilla de mostaza. Quería decir que el Reino de Dios durante su tiempo era invisible hasta el punto de parecer insignificante. Apenas se notó durante su inicio, al igual que casi nadie le presta atención a una semilla de mostaza. Un grano tan pequeño que era casi difícil localizarlo en caso de que cayera al suelo.
Era Jesús junto con sus doce discípulos quienes eran la única parte del reino de Dios. Comparó su fuerza y la de sus apóstoles designados con la de una semilla de mostaza. Quiere contarnos cómo empezó el Reino de Dios, cómo empezaron con pequeños comienzos que luego crecieron.
Jesús entonces procede,
“…un hombre tomó y sembró en su huerto, y creció y se hizo árbol…”
Jesús implica que el sembrador no es otro que Él mismo.
“Y creció y se convirtió en árbol” – la mostaza se convirtió en árbol. Todos sabemos que la semilla de mostaza no se convierte en árbol, sino sólo en arbusto. Pero Jesús lo sabía.
Lo que Jesús estaba tratando de enseñarnos es que incluso si solo tuviera unos pocos predicadores, Su reino crecerá y muchos lo seguirán. Por la fe, aunque parezca imposible, lo será. Con el poder de Dios, su tarea de difundir la palabra a los perdidos se extenderá por todo el mundo.
Incluso volvió a utilizar una semilla de mostaza en Mateo 17:20 para enfatizar y dar ejemplo acerca de la fe.
“Por tu poca fe. Porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Pásate de aquí allá’, y se moverá, y nada os será imposible.
Esto nos enseña a tener fe en el Señor, nuestro Salvador. Nos dice que para él nada es imposible, sólo tenemos que creerle todos.
Al final de la parábola,
“…y las aves del cielo hicieron nidos en sus ramas
Jesús estaba insinuando que el reino de Dios tiene lugar para todos. Quienes lo sigan tocarán la vida de otros y seguirán extendiéndose por todo el mundo.
Esta parábola simplemente nos explica cómo el reino de Dios creció desde el comienzo más pequeño hasta convertirse en un refugio mundial para todos. (Relacionado: Youtubers cristianos que deberías estar viendo )